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5 tips para hacer una gestión efectiva del fraude

El fraude es una amenaza latente que evoluciona y se trasforma de acuerdo con los cambios del entorno, con frecuencia, los defraudadores van un paso delante de las organizaciones generando consecuencias negativas a nivel económico y social, tal como se evidencia a continuación:  

Pérdidas monetarias:  
  • Según el reporte a las Naciones de la ACFE 2022, las compañías pierden en promedio US $ 1.78 millones por cada caso de fraude.  
  • Las personas, que han sido el principal blanco de los estafadores en línea, han perdido US $27 mil millones en transacciones de comercio electrónico, según Juniper Research.
Desconfianza e inseguridad:  
  • Los casos de fraude afectan reputacionalmente a las organizaciones, haciendo que los grupos de interés como inversores, proveedores, clientes e incluso sus mismos colaboradores disminuyan su compromiso hacia la marca, lo cual amenaza la continuidad del negocio. 
  • En entornos donde el fraude es una constante, disminuye el índice de confianza comercial y el índice de confianza del consumidor; además afecta la credibilidad de los profesionales que han estado en compañías con casos de fraude reconocidos, disminuyendo así su atractivo en el campo laboral.
Una cultura deshonesta:  
  • En las organizaciones que no fortalecen los principios y valores de sus colaboradores ni se implementa un esquema de control y seguimiento eficiente, no solo se deja la oportunidad abierta al defraudador, sino que se comunica el mensaje de que sus acciones no tendrán consecuencias.  
  • Creencias populares como “hecha la ley, hecha la trampa” o “las reglas están para romperse” normalizan comportamientos indebidos en la sociedad desde edades tempranas, que evolucionan a través del tiempo hasta convertirse en casos complejos de fraude.

5 tips para gestionar el fraude de forma efectiva. 
 

El círculo virtuoso de la gestión antifraude se caracteriza por las etapas de prevencióndetección y respuesta, dentro de las cuales se recomienda:  

  1. Usar la tecnología para la investigación y detección de fraude. Esto no solo permite hacer los procesos más eficientes, sino que evita el error humano y facilita la implementación de controles.  
  2. Desarrollar programas de formación antifraude y campañas de sensibilización con el objetivo de ofrecer al equipo las herramientas necesarias para identificar y gestionar los indicadores de fraude, además de fortalecer una cultura organizacional caracterizada por los principios de transparencia e integridad.  
  3. Implementar técnicas analíticas, de machine Learning e inteligencia artificial para la gestión antifraude, tomando decisiones informadas.  
  4. Judicializar o sancionar a quienes estén involucrados en casos de fraude de modo que se desincentive la comisión de este fenómeno.   
  5. Fomentar en nuestro círculo social valores y principios que promuevan la construcción de una cultura más honesta. Nosotros podemos ejercer una influencia positiva sobre el entorno.
      
Juntos podemos hacer la diferencia.  

Fuente: INIF

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